Las personas nacidas en Estados Unidos, hijas de padre o madre chilenos, adquieren automáticamente la nacionalidad de ambos países. Esta situación conlleva ciertos beneficios, pero también cargas y obligaciones que, de no tomarse en cuenta, pueden traer consecuencias importantes para los chileno-americanos. Dentro de estas cargas, quizás la más relevante es ser contribuyente de impuestos para efectos de Estados Unidos.
A diferencia de la mayoría de los países, que consideran como contribuyentes solo a quienes residen en su territorio, con independencia de su nacionalidad, las leyes estadounidenses gravan con impuestos las rentas percibidas por ciudadanos americanos, sin importar el país donde viven. De esta forma, una persona que nació en Estados Unidos, pero que reside en Chile, puede estar en incumplimiento tributario sin saberlo.
Las consecuencias de no declarar impuestos en Estados Unidos pueden pasar desapercibidas por años, pero ante una operación económica que sea reportada al IRS (Servicio de Impuestos Internos norteamericano), pueden gatillarse importantes multas y la obligación de pagar impuestos retroactivamente. Esto es especialmente relevante en el caso de reorganizaciones patrimoniales, dada la rigurosidad de las leyes estadounidenses respecto de las compañías extranjeras controladas por ciudadanos americanos, sobre las cuales se ejerce una alta presión impositiva.
Estados Unidos ofrece una serie de herramientas para regularizar la situación tributaria de quienes, de buena fe, no han cumplido con sus obligaciones tributarias. Adicionalmente, en ciertos casos, existe la opción de renunciar a la ciudadanía americana. Para quienes optan por la renuncia, existen alternativas de visa para residir en Estados Unidos que no implican ciudadanía.